A Narrative
in Twelve Stories
Los mapas revelan al artista contemporáneo como explorador del mundo y de sí mismo. El mapa es abierto, conectable en todas sus dimensiones, desmontable, alterable, susceptible de recibir constantemente modificaciones. Puede estar roto, alterado, adaptarse a distintos montajes, iniciado por un individuo, un grupo, una formación social. Puede dibujarse en una pared, concebirse como una obra de arte, construirse como una acción política o como una meditación.
Deluze y Guattari
A Narrative In Twelve Stories
Los mapas revelan al artista contemporáneo como explorador del mundo y de sí mismo. El mapa es abierto, conectable en todas sus dimensiones, desmontable, alterable, susceptible de recibir constantemente modificaciones. Puede estar roto, alterado, adaptarse a distintos montajes, iniciado por un individuo, un grupo, una formación social. Puede dibujarse en una pared, concebirse como una obra de arte, construirse como una acción política o como una meditación
Deluze y Guattari
Estamos frente a un cambio de paradigma marcado por la visualización en los dispositivos. El consumo y el diálogo se produce a través de las imágenes que subimos a las redes sociales y, por ende, de las relaciones que establecemos a través de ellas que, a su vez, inciden en nuestra percepción del mundo.
Sabedores, en parte, de los males de las redes, nos enmarcamos dentro de esos miles de prosumidores que las alimentamos. Queremos pensar que nos posicionamos en los bordes o las periferias, siendo capaces de generar imágenes dialécticas. Tal y como afirma Susan Buck Morss “Las imágenes son el archivo de la memoria colectiva. El siglo XX se distingue de los otros porque ha dejado un trazo fotográfico”. Quizá el siglo XXI, sea el que deje el mayor registro de imágenes de la historia. La simplificación de las herramientas tecnológicas que usamos para contar las historias, hace que se produzcan y reproduzcan a gran velocidad.
A las/os investigadores que aquí reunimos, le propusimos lo mismo que el polifacético Iain Sinclair les propuso a los protagonistas de su novela, Downriver (Or, The Vessels of Warth). A Narrative in Twelve Tales, y que Javier Calvo, cuenta de la siguiente manera:
A lo largo de las páginas de Downriver, el narrador-autor emprende un viaje de proporciones épicas por el Támesis, rodeado de un puñado de excéntricos compañeros, artistas, tratantes de libros y locos sagrados locales, destinado a desenterrar el pasado de la zona que las nuevas fuerzas del capital se han propuesto erradicar: el pasado pagano, romano, la historia criminal, la miseria, los secretos, y la energía desbordante de esa zona de la ciudad.2
Durante este “viaje épico”, no solo queremos documentar esa “cartografía disidente”, sino poner el punto de mira en las nuevas narrativas que nos proporcionan los lenguajes de las redes sociales.
Como punto de partida establecemos dos recorridos. El primero viene marcado por la lógica capitalista, que ha dejado a su paso imágenes de un tiempo anacrónico. Lo que antes eran “lugares de deseo”, “lugares de afecto”, que nos proyectaban hacia una imagen de futuro y progreso, ahora son lo que podríamos llamar lugares de distopía. Espacios turísticos, tecnológicos, canteras olvidadas, parques temáticos entre otros muchos, que ya no cumplen la función para la que fueron concebidos y que, en ocasiones quedan abandonados a su suerte, nos evocan ahora localizaciones propias de la ciencia ficción de principios de los años 80. ¿Qué sucede cuando los paisajes de Mad Max o Blade Runner pasan de ser escenarios lejanos y extraños a convertirse en parte de nuestro paisaje? La ficción toma forma y se apodera de la realidad.
El segundo, es el que nos muestra “el borrado” al que se somete a las ciudades y que se ceba, especialmente, en algunos barrios históricos, que por una causa u otra. Se mantienen con un pulso débil. Estos procesos de “limpieza”, suelen acompañarse de una reconstrucción, previamente programada y bien orquestada, que da lugar a un imaginario genérico. Se aplanan las lecturas de los lugares haciendo que pierdan “ese algo” que los caracterizaba. La ciudad cambia y nosotros somos los testigos.
Resulta ahora profético que ese primer paseo de los Dadaístas en 1921, les condujera en su camino a St. Julien le Pauvre, a un descampado cuya imagen es más cercana a los espacios abandonados contemporáneos.
Todas las personas que forman parte de A Narrative in Twelve Stories, recogen de una forma u otra, el testigo de Iain Sinclair, conocido como el cronista de los procesos de gentrificación de los barrios londinenses. Durante la década de los 70, este autor, de manera casi intuitiva, elaboró en formato super 8 un diario fílmico. En él recogió desde la vida y los movimientos hasta las transformaciones derivadas de las políticas de gentrificación del Barrio londinense de Hackney. El material filmado nunca vio la luz. A diferencia de Sinclair, nos proponemos mostrar el registro que se vaya generando y, que a su vez, dará forma a este proyecto.
Alby Álamo, Teresa Arozena, Nicolás Barreto, María Laura Benavente, Néstor Delgado, Pablo Estévez, Gilberto González, María León, Silvia Navarro, Mataparda, Carlos Rivero y Abraham Riverón.
1 El titulo de este proyecto, alude a la novela de Iain Sinclair Downriver (Or, The Vessels of Wrath). A Narrative in Twelve Tales (1991).
2 Calvo, J. (2014, septiembre). El ocaso del Territorio. Recuperado 12 de noviembre de 2020, de https://elestadomental.com/revistas/num4/el-ocaso-del-territorio